José Luis Galarza

Dádivas del viento

 

Mi tierra fue expandida con semilla
del viento, con su música, su danza.
Las distancias reduce en venturanza,
nos baña de infinito, y nos ovilla.

El escenario enciende la mejilla.
Es el crudo terreno de templanza
que desgasta los ojos -y a ultranza-,
con ese movimiento de gramilla.

No cansa el mar, vocea virulento.
No cansa, que no agota, la experiencia.
No cansa, que no duerme la conciencia.

No cansa la vivaz efervescencia.
Porque nuestras raíces dan sustento
estremecen las dádivas del viento.