La tristeza visita de nuevo mi casa,
se instala en mis pies,
danza en mis rodillas,
duerme en mi vientre,
murmura en mis pechos,
salta entre mis dedos,
se embulle en mi sangre,
llega a mis pupilas.
Los huesos frágiles de tu alma,
cuarto en silencio de tu torso,
tu pena el silbido que me llama,
tu espíritu llorando sin lagrima
me reclama.
Mi cuerpo cansado
recibe tu lamento.
No es una tristeza habitando
mi casa,
dos suspiros en pena en mi hogar,
un solo cuerpo en la cama.
El hambre habita en las preguntas,
se oyen pasos de un recuerdo
que araño,
mis dientes hiriendo mis labios,
mi sangre haciendo hilo en tu pecho.
Nos hallaremos en tus sueños
¿O en los míos?
Lore Cruz
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