El día de púrpura y de gloria que anheles venir
los lirios de galanura han de vestirte
y Eros sea quien llegue a recibirte
rociando en tus pies oro de Ofir.
Soñando que acaricio tus cabellos
por los aromas, perfumados
en tu frente, despeinados;
rodeado de rosas y destellos ...
Al acercarte a mi calma agonizante
tómame en tus brazos como tierno amante
haciendo reflorecer mi jardín deshecho,
¡Contigo a mi lado todo se llena de belleza
y no dormiré, hasta sentir en mi lecho
el fragante frescor de tu cabeza!