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El tiempo mira de frente
y en sus ojos hay recuerdos;
recuerdos que van quedando
y quejándose a lo lejos.
El viento cruje el ramal
arrancando un sentimiento
de días de paz y gloria,
de historias en blanco y negro.
Cruzando que está la tarde,
cruzando ya y con lo puesto,
desde lo alto de la cumbre
las nubes velan mis sueños.
¿Dónde están los bravos días
que rompían en mi pecho
tan preñados de vigor?,
¿dónde están que no los veo?.
Solo llegan días grises
devorando mi esqueleto
calentándome la lana
arrugada por el tiempo.
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Fotografía poema : Ramón Bonachí.
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Romance a a inquietud llegada la vejez