Amarte repentinamente…
sin saber quién eres,
como creación espontanea de la mente,
como imaginación divina,
la fantasía más elocuente,
la ilusión más febril…de esta pasión delirante…y mística…
intrigante.
Amarte precipitadamente…
con la sola impresión de conocerte,
como venida de un sueño,
aparecida de pronto…de entre las flores,
con sus perfumes y sus vestidos de colores.
Amarte así…de la nada,
como forjada de soledad,
como caída del cielo,
con la esencia de un ángel,
con la pureza de lo celestial,
sin mancha…sin historia…sin camino,
tan solo como casualidad del destino.
Solo así, natural y transparente,
apresurada y liviana…
como lágrima que corre…
diáfana y superficial…
sumisa y sincera…
desgajada por las mejillas de mi nostalgia.
Así, amarte arrebatadamente,
sin dar espacio a alguna duda….
sin desconfianza del tiempo…
y con la sola seguridad de sentir que existes…
que eres real,
y que habitas… en algún escondido lugar…
de mis más esquivos sentimientos.
Pero vives,
sé que palpitas…
y suspiras como yo,
te emocionas igual que yo…
con la misma intensidad…con más vigor quizá,
a dúo…como perteneciéndonos…
y correspondiéndonos.
Amarte así,
sin siquiera haberte visto jamás…
con la angustiosa necesidad…de que te hagas tangible…
de que te manifiestes…y te hagas visible,
y te conviertas en realidad…
y así…me ames de verdad.