Que triste adiós
que ingrata despedida
dejó en los dos
una profunda herída.
Como un tormento
recuerdo cada día
aquel momento
tan lacio de mi vida.
Tu extremada frialdad
apagó aquel resplandor
ahogando mi dignidad
con el sello del rencor.
Nunca sabré la verdad
de porqué todo acabó
quizás fue tu vanidad
la causa que lo agravó.
Solo queda lamentar
que ya nada será igual
que no volverá a brillar
ese amor tan especial.
Classman