Quisiera anochecer bajo las olas,
poeta de otro tiempo, sin hogar.
Que mi voz se diluya con el mar
y se escuche al oír las caracolas.
Quisiera despertar entre amapolas
sobre el alba del trigo y, como altar
de una mañana inédita, alcanzar
lo que el alma, en silencio, pide a solas.
...Que la vida no hiera, que el amor
persistiera ante todo sentimiento
y elevara a la dicha su latido...
Pero siento que no, que mi dolor
se agudiza y desclava, en un momento,
la materia que mora en el olvido.