La placita estaba llena de niños:
niños llenos de sol
de cantos, juegos y risas.
Sentada en un viejo banco
miraba la fiesta de la vida:
tantos soles, juegos, calesitas.
Se hizo la tarde
La nostalgia apareció;
una dama de la noche,
exhalando el perfume de las flores al cerrar
y dejando el aroma de los recuerdos.
Recuerdos, ¡oh viejos recuerdos!
y a la vez tan nuevos que casi son un presente.
Presente de horas vividas con la fuerza de la niñez,
la furia de la juventud, la pasión de la madurez.
Todos haciendo la historia,
hilvanando circunstancias
y regalando la tibieza
de horas vividas con sentido