Me embelesas cuando te arrobas,
irremediablemente induces sensaciones
en mi ser con el sabor que en tus labios prefieres
y más con las caricias que tatúas con tus arrojos.
Me emocionas cuando te emprendes
con palabras que alimentan las ensoñaciones,
me encantas cuando me inquietas
con esperanzas sin dueños aunque ciertas.
Me extasías cuando crees en los lirismos
cuya certeza parece libre de manías
y que pueden trocarse tan siniestros
si la vida desvirtúa nuestros indicios.
Me conmocionas cuando me amas
por el hecho de que yo te amo,
cuando me extrañas y por eso mueres,
cuando me esperas y por eso agonizo.
Me arrobas cuando confías en mi voz,
por cada expresión que te evoca,
por cada frase que inmoviliza a la suerte
y por las reacciones que en ti se avivan.