De la noche las raíces de las
estrellas crecen de súbito en
tu mirada y a lo exterior regresan las cosas en tí ocultas.
De modo que el arrabal coruscante y azulado que de ti nace prolifera en la tempestad.
Oh doncella y solitaria, cae en bruces la luna y el amor.
Erguida, pálida y sosegante,
todo en tí me llega de golpe y
absorto voy soñandote despierto
sobre estos remansos obscuros.
Y arriba, más arriba va cayendo
tú figura melancólica sucumbiendo a las flores nocturnas