Noche que desvelas los cerrojos abiertos,
que te escapas, me escapas,
que me iluminas la oscuridad del día,
desanímate en mi curso,
en mi juego,
en mi llanto nunca existente,
crucifícame en la luna,
desgástame tu estrella,
manipúlame el silencio y conviértelo en mentira,
has del fuego hielo
y de mi corazón un aguacero
que se anime a derramarse entre tus sombras
y abre bien las piernas
que quiero eyacular
mi huracán de palabras incorrectas
en todas tus esquinas
y embarazarte, que no es mucha la vergüenza,
y olisquearte como un perro
y lamerte
y despreciarte
y despreciarme.