La furia del mar brama en tus olas. Eres oh mujer, una fuerza poderosa,
que aquieta los vientos, que derrite las rocas.
La nieve de la montaña se ofrece su frescuras,
el sol, la calidez de la mañana que sosiega la locura,
Y las estrellas te brindaron la sutileza de su destellar para que titilen en tu mirar.
Eres cuna de la dicha y sepulcro de la desdicha.
Dime tú, oh mujer, quien no se resistirá a tus encantos de miel.
El vino te obsequio la embriagues de su brebaje para que destile en un beso
Y el corazón se vuelva indómito y salvaje.
En tu anatomía hay enigmas divinizados.
La cordura es un pájaro que huye raudo ante la magnificencia de tus encantos.
Que otro ser en esta vida podrá tener más poder que tú, oh mujer
Tu, que eres capaz de poner todo el mundo a tus pies.
Tu que con un solo destello de tu mirar haces que el hombre caiga rendido ante ti.