Lucy Quaglia

Tardes que se inclinan

Don Rafael Obligado
se alejaba hacia la tarde 
que ahí también se acostaba
si es que el sol la abandonaba
mientras la luna redonda
sobre las lomas llegaba.
Y las sombras de la pampa
corrían hacia el ocaso
para juntarse de noche
a buscar con desconsuelo 
aquel Don Segundo Sombra
recordando la payada
donde perdió sin perdón
su alma que ahí quedaba.
Quizás me acuerde de vos,
de tus manos cariñosas,
de tu sonrisa de paja,
de tus besos de locura,
de tu vida con calor,
aroma de madreselvas
con flores de gran candor
y aquel abrazo perdido
que encontraré con tu amor.