Vísteme pronto,
decía aquel poema,
entre tus manos.
Y te esmeraste,
sin prisa, y con paciencia,
le diste forma.
Verso tras verso,
su ramo tomó forma
y fue creciendo.
Preciosa rosa,
sin rima y contenido
muy variopinto.
Había estrellas
charlando en una noche
a los humanos.
Había niños
que estaban en la cama,
quizás soñando.
Y había ojos
buscando en las tinieblas
algún mensaje.
Por eso el grito,
un tanto desgarrado
de aquel poema.
\"Vísteme aprisa,
la noche ya comienza
y alguien me espera\".
Rafael Sánchez Ortega ©
09/03/23