No es tan solo un garabato
este verso que hoy escribo;
y confieso, buen amigo,
que dibujo yo un retrato.
Esta historia es la de un gato
que subió una vez al risco
en la búsqueda de… ¡pisto!
¡No es mentira mi relato!
Era el tigre, se decía,
así mismo y pretencioso
respirando al aire libre.
Y en aquella serranía
se lo hartó feliz el tigre
junto con los mismos lobos.
«Fue su error ser jactancioso
adquiriendo aquel mandato.
¿Era tigre? ¡No, era gato!»