GDA

SER TÚ MI NIÑA Y YO SER TU TODO

Si la luna no alumbró mi aposento en esta noche,
no es debido a que ella en mi cielo no irrumpió,
acaso, porque los nubarrones no se despejaron
y las tormentas se enraizaron en mi azotea, tan renuentes.

Mas no por la tempestad, la luna hermosa
olvidó su cometido, puesto que ya lo había asegurado
y tu cariño, en un resquicio me entregó,
así, estuviste conmigo, permaneciste a mi lado,
férreamente, para refrendarme con un beso
tu juramento de amarme para siempre:
de ser tú mi niña y yo ser su todo.