Extraño esos días en los que podía hacer más
Cuando el tiempo no importaba
Cuando todo me motivaba
Sobre todo cuando era más sencillo descansar.
Ahora ni dormir basta
Ahora tan solo pensar desgasta
Extraño cuando el mundo era día
No como ahora que es noche.
Extraño cuando no conocía dolores de esos que se quedan a tu lado para jamás irse
Extraño cuando podía confiar en alguien
Extraño cuando adoraba atención y no esa comprensión que me hace valorar a los demás, esa que en realidad casi nunca te encontrará.
Ahora me aburre la vida
Porqué a veces sólo intento vivirla cuando disfrutarla es lo único que quiero.
Pero es difícil hacerlo
Cuando es lenta y aburrida
Y solo queda desvanecerse en cama hasta reabrir los ojos y con suerte despertar con energías.
¿De que sirve que me lean si a los segundos me olvidan?
Lo irónico que es escribir para mí
Para terminar con la ilusión de inspirar a cualquiera
Hasta conocer gente que al conocerme
Resulto no ser lo que creían.
Por eso siento que aún pudiendo escribir
No es eso suficiente para alegrarme la vida
Las letras no bastan, las palabras se acaban.
Siempre fuí compañía
Hasta que alguien se aferró demasiado a mí tejiendo un enredo que con fuerza me arrancaría.
Escribir así no es bonito
Porqué incluso para mí es demasiado
Es el encierro de la mente, es la obsesion casi demente
Es ir más allá del desahogo, es asfixiarse, es como intentar automedicarse.
Es temporal pero regresa con más fuerzas, regresa y luego huye, regresa pidiendo treguas, regresa para dejar marcas sobre otras.
¿Que me sucedió?
Para que me disguste escribir todo ésto que aburre a cualquiera, que me aburre a mí.
Vendrán mejores días, pero aún me decepciona hacer de éstos pura melancolía, de la mala y aburrida, de esa que da pena o necesita algo más que una simple leída.