Preámbulo:
Miro a mi alrededor, todo está calmado,
pero fluye desesperación.
Las palabras entrechocando en los labios de mi Madre,
nombres de hierbas y curas, desde la otra habitación.
Los movimientos, la respiración de mi padre,
yo escucho desde lejos. Las ropas tendidas se agita con el viento,
indiferente, a todos nosotros, y el sol me calienta el cuerpo, más no el alma.
Comíamos, hacía apenas unos minutos, charlábamos, reíamos.
Pero de eso no queda más entre las sombras veladas de tiempos remotos.
Y aquí estoy yo, yo que siempre existo en soledad.
Entre los libros, y mis libros, la cocina y la música,
mi soledad y mi hermana, y los tiempos que nunca serán.
Ahora todo ha de salir, las sombras han de revivir,
mañana en la mañana, un viaje aguarda.
Solos, y acompañados, que entre más pasa el tiempo más resulta ser lo mismo.