(...)
Hoy por ejemplo: la noche es menos fría
y mis pensamientos son las palabras que escribo aquí.
Pero no son mis palabras, porque vienen de ti; de tus ojos dormidos, de tus labios quietos, de tu respiración que se ha vuelto melodía del viento nocturno y se ha colado por la pequeña abertura debajo de mi puerta, como si la noche me dejase una carta firmada por tus suaves manos, empujada por los latidos de tu corazón dormido y, ha cruzado la calle. Esta noche he leído tu carta, y te respondo así
La noche es lenta...
Tus ojos me encantan y tú
por sobre todas las cosas, te quiero,
para contarte sobre universos paralelos
en donde mi única adoración seas tú,
en todos esos universos he decido tomar
tu mano y conquistar el tiempo, los dos una sola alma, por la eternidad.