Tengo celo de tu sombra, bien mío, porque te acompaña a donde quiera que vayas.
Tengo celo del carmín que hacen más provocativos tus labios porque te besa continuamente
Tengo celo de las aguas del río, del mar o de la ducha donde te bañas, bien mío, porque ellas hacen un recorrido voluptuoso por todo tu cuerpo.
Tengo celo de la tierra que pisan tus sandalias de fina factura, bien mío, porque ella besará tus pies y mantendrá parte de ti en cada pisada.
Tengo celo de tus manos, bien mío, porque ellas tocan suavemente todo tu cuerpo.
Tengo celo de tus ojos, bien mío, porque ellos ven otras opciones amorosas.
Tengo celo de tu voz, bien mío, porque su melodía no la disfrutan solamente mis oídos.
Tengo celo de todo el que te ve, bien mío, porque temo que alguien, más apuesto que yo y más corajudo, te aparte de mí.
¡Los celos, bien mío, me consumen lentamente!
¿Otelo redivivo y real celando a Desdémona?