de todos mis desvaríos y desmanes.
Nunca pensé que mis ademanes,
me mostraran, tal como soy ahora.
Quizás culpable de mis sentires de otrora.
*-*
Nadie es culpable y hoy lo sostengo.
Lo aprendo cada vez que voy y vengo.
Deploro que otros vivan en sufrimiento
y, más si sufren por castigos incruentos.
Más, viejos y niños que mi alma adora.
*-*
¡La vida obliga a tener más clemencia,
con viejos y con las demás inocencias!