Ya no sé si te quiero todavía
o es tu imagen que sigue viva
aunque sé de sobra
que ya no eres la misma persona.
Cómo pude hacerte tanto daño
con todo el cariño que me diste
y todo lo que me quisiste.
Querría decir que era muy joven
pero no puedo justificarme
ni nunca perdonarme.
Esta culpa me arrastra al fondo del mar,
en el que ya no puedo respirar,
pero tampoco soy capaz
de todavía las cadenas soltar.
Te engañé,
y me porté como si nada pasara,
aunque estabas conmigo en casa,
soy una falsa.
Ese momento en fiestas
mientras la pintura me quitaba
con mi padre hablabas
a las cinco de la mañana.
Fui feliz,
desde mi ventana escuchaba,
y una vida así imaginaba.
A veces me pregunto
si habrá una segunda oportunidad
en la que te pueda demostrar
que estoy a la altura de tu bondad.
A veces me pregunto
si el destino nos unirá
o todo así quedará.
Y sé que no quieres verme o hablarme
a no ser que alcohol bebas,
porque entonces puede ser
que todos esos recuerdos vuelvan.
Ni tú ni yo hemos olvidado,
aunque diez años han pasado,
y de los dos,
yo soy la que todavía no he perdonado.
No te merecía,
era una puta cría,
pero quiero que sepas que todos los recuerdos
siguen marcados a fuego.
Lo empiezo a aceptar y a dejar de juzgar
a la niña que no supo gestionar
esas decisiones tantos años atrás.