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El llanto del niño

Como una fértil primavera danza el coro de niños,

vuelan gaviotas al escuchar sus voces, al sonar de su melodía

que riega con alegría la plaza y las alamedas.

¡ Dulce niñez, que alimenta la miel de su raíz

en las noches de invierno¡

Cauce donde fluye el manantial de aguas cristalinas

y se acrecienta el aprendizaje de la vida, abriendo

caminos de descubrimiento, en ese difícil camino

de las inseguridades y los retos.

Enfrentando los miedos en el reto de conquistar

un lugar en el mundo y derribar las piedras, los obstáculos

en esa misión de alcanzar la libertad.

Una lucha por sobrevivir en el asfalto, condicionado

por la regla del hombre y de una sociedad que manda el

mensaje de la competencia, del producto, por encima de la

verdadera esencia del hombre. Abrazando al más fuerte

y dejando en la cuneta el sentir del niño. Provocando su

desmotivación y su hastío en ese combate a muerte.

Y en ese proyecto emprendedor del hombre de éxito, 

del trabajador comprensivo y servil, se tambalea el equilibrio

intentando alcanzar el eslabón perdido, las aspiraciones de la juventud, 

el esfuerzo donde has centrando tus sueños surge. El llanto del niño

Para buscar desde dentro su propio mundo, y no morir en el camino

para rencontrarse con el paraíso de la infancia, con su verdadero ser,

y no dejarlo morir en el camino. Para abrazar con toda su fuerza la la 

ilusión aunque solo sea por un momento y seguir luchando.