A mi hijo que batalla cuerpo a cuerpo
contra los prejuicios con su gran inteligencia
y un corazón enorme,
contra todos los prejuicios
que caen sobre el espectro autista.
Agiganta la vida con su lucha,
un misterio su mente en llamaradas,
gigantesco su temple cuando escucha,
un cabal apetito en las cruzadas.
Sosteniendo las piezas que son muchas
tu telar enmaraña con jugadas
o rescata la fe con sus garruchas,
garantía en el frente de normadas.
¿Aspirantes al odio, los guardianes,
las letales conductas ponen topes
al poder del amor, a los afanes?
Repentinos los ojos que tú arropes
zigzaguean de luz con otros planes,
alimentan verdades sus galopes.