El invierno transita anacrónico,
por el titular del periódico
derramando una semblanza
violenta y dulce a la vez.
Escruto cada página, silente…
Entre sus innumerables noticias,
leo sobre sujetos-objetos,
usurpando los alienados poderes,
bebiendo el sorbo triste de la soledad…
El periódico, muestra en sus planas coloridas,
prédicas llenas de dispositivos comerciales
bien estructurados y difusos,
en una bajada de continuos satisfactores,
dentro de un paraíso construido con PVC.
En su interior, hay un reportaje a Dios,
y en sus manos veo cien, mil, cien mil…
¡OH! Dios tiene una máquina de hacer billetes, compra, vende…
firma tratados con el FMI…
…es invierno y el siglo avanza,
el periódico especula nuevamente
con un rutinario paseo por la realidad
del “markeateado” país, donde subsisto apenas.
Los editoriales son grises,
ansío reconocer mi raíz,
pero entre los impresos
no hay ni un sesgo de vida,
solo gráficas que se van perdiendo
en la cuneta sin memoria…