Todas las mañanas
me acuerdo de ti,
de ese frenesí,
horas tan lejanas;
aún vives en mi alma,
no puedo vivir,
me hiciste sentir
verdadera calma;
eres fuego vivo,
dueña de mi amor;
yo soy tu cautivo,
en bella prisión:
jamás te he perdido,
eres mi obsesión...