Por tu perseverancia,
dama gentil, de singular belleza,
vestida de distancia,
llegaste a mí cargada de nobleza.
¡Prodigio encantador!
En el ciberespacio me buscaste,
Como tu salvador,
y por obra de tu fe me encontraste.
Y sólo te pedí,
envuelto en mi vestuario de humildad,
una porción de ti,
el don que sublima la vida, ¡amistad!