Me ves ahora que hace tanto frío
después del repicar de las campanas,
cuando el paisaje se queda sin aliento
y el cenzontle gorjea
el recuerdo de un domingo,
el último que mordió a la tarde
con labios de promesas que se fueron.
Me ves como diciendo que no sabes
el número de naufragios de la dicha,
de todas las promesas
muriéndose de a poco por la espera
que no llega temprano
ya que sabe que renunciar la inhabilita
del propio devenir de sus pretextos.
Después de tantos años
solo huellas de penuria sobre dunas
resumen el silencio de las olas,
resumen cada una de las veces
que la dicha murió en desatino
y la ilusión en brazos del dilema.
Aun así,
le sobran primaveras al paisaje,
a la palabra resplandor
y a la alondra vientos nuevos, aun así
los nardos acarician la penumbra
cuando la noche sin tardanza llega.
Autor…reh