Llorar el alba de tús huesos
Ahondar en las plegarias del soñador
Penetrar en las algarabías de la suerte
Rezar a hombres muertos, sin honor
Denostar a las arpías
Engendrando leyes desiguales
En un reducto social que te guía
Hacia costumbres de mundos dispares
Comerte el dinero a besos
Saciar con sexo tú libertad
Gritar mi verdad de poseso
Rociar con gasoil la sociedad
La sepia se ahoga en la vaguada
Sus branquias no aguantan sin sal
Los mundos con guerras se acaban
Y el hombre, apostilla, que da igual
La obligación de ser, en la nada
Sobre un campo virgen y otoñal
Alma triste, de raíz condenada
Auscultada por el rímel y la cal
Sueños de envidia y obediencia
Relatos de verdades que abducen
Avanza la fiera, por los cruces
En la noche de la no existencia
Las periferias del invierno maldito
Las ocasiones en que no pudo estar
Soñadores de mundos y mitos
La parca renueva su altar
Endiablados pecados del alma
Dicotomía sin matiz concluyente
Sofocante verdad la que empalma
A Dios con el hombre corriente
Rige con dificultad la entelequia
De partir el mundo en dos trozos
Uno, para quienes viven el gozo
Otro, para quien dolor obsequia
Arden en la hoguera sueños de cristal
Falsos ángeles lideran con acritud
Riegan malvas y adoran a su deidad
Y potencian la era de la esclavitud
Una flecha clavada en el corazón
Impidió la liberación de los niños
Grita mi sueño al temible impostor
Que no denigre nuestro cariño
Diáspora de humanos orgullosos
Atentan contra la lealtad divina
Noches remando a flor de Sabina
Canto terrestre de corte meloso
Bajo tierra existe una gran razón
Los dolores se asignan según la economía
El petróleo dicen que es muy cabrón
Es un recurso para oligarquías