Las almas que se encuentran prisioneras
de sórdidas y crueles ambiciones;
disfrutan de las dichas pasajeras
que nacen de sus pérfidas acciones;
tejidas con astucias lisonjeras
que tienen la protervia de pendones.
La luz inmaculada de conciencia
su impúdica ignominia la extravía;
a base de vileza y cobardía
que nubla del honor su transparencia.
Gozar de sus victorias de inconsciencia
es triunfo sin honrosa bizarría;
tomando como normas la falsía
que viste con el traje de indecencia.
Autor: Aníbal Rodríguez.