Quien borró la orilla de mi mar
quién puso un ojo de vidrio en la ventana
quién amasó el pan nuestro sobre mi mesa
quién acopió muchachos solitarios a mi paso
quién puso el límite donde perros desentierran el tiempo
quién mil manos negras en la sal de blanca espuma
quién dioses y serpientes en el anzuelo
quién sabía el color de mi puerta
quién golpeó