Anda mal el reloj, ¿por qué me falla?
No se mueven las horas, qué sucede.
Es la vista mirilla, fe que agrede.
Son las moscas el día, que no calla.
Qué esclaviza mi pecho, el tiempo encalla,
donde quiera su arribo, ¿por qué cede?
Si naufraga, la ausencia que precede
deja astillas de guerra, ¡cruel batalla!.
Hay un rictus de franca decadencia
cuando todo parece ajeno, endeble.
Minutero sentido, sé indeleble,
sitio incierto que pierda, y que repueble,
libertad, que no pierdas en tu esencia
los segundos que fueron tu querencia.