ocultare por el resto de mi vida,
tras esta cínica sonrisa
y mi poco aconsejable manera de vivir
llena de sueños y poca realidad,
esta herida mortal que me has asestado.
esconderé tras mi silencio
este cariño que ahora tanto recriminas,
y brindare por tu felicidad en esos brazos ajenos
por los que mis trece años persiguiéndote fueron en vano...
Quizá pasen los años y volvamos a encontrarnos,
cuando ya ambos hayamos perdido nuestra lozanía,
y nuestros rostros reflejen el paso del tiempo.
Entonces, con mi mirada cansada y sin esperanza,
mirare tu pelo ya encanecido, y tus ojos surcados de arrugas,
probablemente solo reconociéndote por tus lunares tan reconocibles,
aún lamentándome, por lo que pudo haber sido.