Hoy puedo recordarte sin esperar la felicidad efimera
Sin la tormenta de las horas infinitas que corren a lanzarse en los abismos de la noche
Me conformo con la luz del dia, el viento en la cara mientras llegan las tibias horas de las tardes frescas donde la brisa bailará de tu mano sin tu presencia.
Han sido tantos años que la memoria sin heridas dejo tu recuerdo envuelto en velos que ocultan los valles de los años
Y las cordilleras de lejania.
Ya ha crecido nuestro fruto de ausencias entre limosnas que cayeron arrojadas con el afan de caricias y olvidos de culpa
Nos perdomanos de formas infinitas entre rutinas y sabores ausentes, que nos quedamos sin la amargura de pecados que ya no recordarmos.