Ya llegué a la edad de repetir las historias,
de preguntar aquello que ya me contaron,
de no saber entender lo que ya sabía,
de hacer enfadar y causar pena ajena
Ya llegó el temor de no saber si soy testigo,
de aferrarme a la esperanza de que todo
va a ir mejor,
de saber que la vida es cruel y no me alcanza
y al arrastrar mis años, sentir que es castigo.
Ya sentí el dolor de no ser escuchado,
de ser invisible por horas en una reunión,
de sentirme un simple objeto en ese rincón
y ver que lo que yo digo, se hace a un lado.
Ya vislumbré el futuro y es aterrador
porque sé que el deterioro va a ser mayor
y veo que el dolor me va a acompañar.
Quiero llorar y quiero gritar, pero ¿a quién?
¡Mejor me callo!
Sólo me queda buscar mis recuerdos y soñar,
saber que fui protagonista y constructor,
que edifiqué palmo a palmo todos mis sueños,
a pesar de que no todos se dieron, di lo mejor.
Andrés Romo
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