Tenía su mirada un trozo de cielo
un anochecer melifluo, vesperal,
pudo retoñar en mi piel invernal
esos pétalos blancos de un anhelo
Yo que fui roca infertil en el suelo
pequeño miraba el manto sideral.
Oh lluvia caíste al desierto de sal
en vez de ser bendición fui desvelo.
Pero existí entre tu cuerpo de mar
respire el madrigal de tus cabellos
fui eterno al poder tus labios besar;
Entre silencios bajo aquellos destellos
cuando el alba azul estaba por llegar
hallé refugio en tus ojos bellos.