En un idílico sueño
soñé estar enamorado
de una mujer de ojos verdes
que me había fascinado.
Se interponía entre ambos
un diáfano cristal
que en ese onírico estado
cruzarlo era esencial.
La miraba obnubilado
preso de aquel sortilegio
con mi lascivia mirada
verla era un privilegio.
Deseoso de abatir
aquel muro infranqueable
henchido de desear
comencé a verlo insalvable.
Con denodada impaciencia
quise acariciar sus manos
mis palmas sobre aquel vidrio
soñé como nos tocamos.
Classman