El día terminó su intenso brillo
y el sol se fue ocultando en el ocaso;
la luz más natural, se fue apagando,
llegada aquella noche con sigilo.
La tarde fue cayendo con su nimbo
pintado de colores muy opacos;
las aves, por el cielo iban volando,
en busca del descanso y de sus nidos.
Tristeza da mirar atardeceres
cargados con recuerdos y lloviznas
que afloran, si la tarde no devuelve,
las manos que me dieron sus caricias,
los besos, que tatuaron en mi mente,
su amor tan tierno y suave como brisa.