Vestida mejor, así me invento de poeta y me pierdo en tus ojos profundos persiguiendo un soneto, o presumo de psicólogo y te adivino la edad y lo triste y tus sueños.
Vestida puedo mirar tus labios sin morderlos; puedo peinarte y despeinarte y notarás mi erección, obvio, pero todo bajo control, nadie dará un mordisco a la manzana.
Vestida serás la princesa que descubrió un eunuco viril y coqueto en el harén.
Por ahora, solo eso.
Pero, si haces un gesto, tan solo
un gesto sensual en mi silencio,
ni siquiera un gesto erótico y lascivo
solo un gesto sensual en el descuido,
entonces serás mi puta sometida, y una y otra vez habrá que amordazar este poema y desnudarlo
bajo las sábanas.