Mariam ama a su esencia como ninguna otra mujer. La muchacha de ojos como la miel quedó en lo más directo de las veces en que amó atónita, lerda, inconsciente y, con un dolor devastador en su alma. Mariam quedó superflúa de un dolor poco común cuando en el imperio de sus ojazos fue tan imperceptible el momento en que quedó maltrecha, desolada y, con un dolor muy profundo en su corazón queriendo abrir de par en par al corazón y dejar morir en el acto. Mariam inocua, pero, muy enamorada en el trance de la verdad y en el trayecto efímero de la esencia, se vio intransigente y automatizada de espantos cuando vio en otoño caer a las hojas en el mismo cielo en que esos amores la llevaron hacia la cúspide. Y tan inalcanzable es el cielo, pero, donde caen débilmente esas hojas, por las cuales, se aterra el desconcierto de abrir y cerrar el comienzo de dar y fraguar un tiempo en que las hojas caen por debilidad y no por fuerzas. Mariam una muchacha de ojos como la miel, adhiere a su alma al desastre de creer que esos amores entrelazan un cometido de bruces caídas en el tiempo en que sólo la muchacha de ojos como la miel se intensifica y asemeja en gran parecido su vida con las hojas que caen del cielo en un otoño que realmente no volverá jamás porque fue el último otoño en que la muchacha Mariam dejó de amar y sintió en su corazón y en su alma no volver a amar jamás. Mariam sólo quiso ver el cielo de un funesto mal momento cuando en su petrificado momento se entregó en cuerpo y alma amando como nunca jamás a un hombre, el cual, no rindió fruto que ella esperaba. La vida de Mariam fue realmente una en querer sentir el compás de amar bajo un cielo lleno de hojas caídas en un cálido otoño. La fuerza en que esas hojas eran verdes y ahora caen marchitas desde lo más alto de un cielo lleno de árboles secos. La vida de Mariam se debate entre el llanto, la debilidad, la intransigencia, lo impasible, demostrando en cada hoja marchita que es débil a su propia existencia. La vida de Mariam se torna intrínseca, inmóvil, inerte, inherente y, hasta como rosa marchita, pero, esta vez como hoja al viento que cae desde tan alto cielo. El primer amor de Mariam fue Roberto, un hombre de alto calibre, rudo, tosco, pero, imbécil con el amor de Mariam. Roberto fue la primera pasión desnuda al sentir el verdadero amor en dolores apaciguados, en amor oculto de temores inciertos cuando en el trance de la verdad Mariam queda revelada, amada y, vilmente dejada, abandonada a su suerte por Roberto. Roberto llevó a Mariam a lo más alto del pináculo o de la cúpula de un mar desierto, bravío, sosegado, aunque tenga contradicción alguna, un mar secretamente misterioso sin poder llegar a la orilla como náufrago queriendo llegar a puerto seguro. Los planes de Mariam era amar hasta llegar a la plenitud, pero, la experiencia, la cordura, la madurez y, la sensibilidad no le permitieron cosechar ese amor sino que perdió a ese amor por rudo, tosco, imbécil y, en otras palabras, un hombre ignorante. Mariam quiso saber de su verdad que era como hoja marchita entre el suelo y la lluvia en un otoño gélido, frío, impasible, pero, automatizado en saber caer del cielo como hoja al viento. La vida de Mariam fue siempre marcada por tantos amores desde el primero hasta el último que intentó amar, pero, todo quedó infructuoso. La vida de Mariam quedó maltrecha, sosegada, impetuosa y, con la debilidad en extraño sentido cuando en el afán de creer en el trance imperfecto, directo y, sin defecto cuando en el altercado frío siente Mariam una fuerza en amar como ser el fruto de ese árbol verde, frondoso, con arbustos llenos de hojas verdes, pero, cayó en una fuerte debilidad y fue amar con demasía e impetuosa cadencia en entregar cuerpo y alma. Roberto fue su primer amor cuando, de repente, Mariam se vio desolada, triste, abatida y, con un aciago amor, tan desgraciado como la misma rudeza que le caracterizó a Roberto en su relación y proceder. Cuando Mariam se aterra en saber que su relación va a pique, va a la deriva y, va al fracaso. Mariam sólo se siente como esas hojas marchitas y secas caer desde lo más alto del cielo. Si siempre fue así como esas hojas en otoño y de un cálido sin ser gélido ese otoño cruel que la vida la dejó en amarga soledad. Porque cuando en el afán de creer en el embate de dar con una vil solución, el problema se hizo más grande en el amor y más en la pasión ardiente en amar a su primer amor. Cuando en el delirio delirante de hacer creer en el amor a toda costa una sola verdad se electrizó la forma de ver en el alma una sola verdad, en que el desierto se enfrío como todo en el mal principio de creer en el amor a todo mal tiempo. Y en el hálito de Mariam se hizo nieve, e invierno seco de tristes desavenencias, y de un acometido frío entristecido de un mal tiempo, en que el sosiego no calma la terrible desesperación en que el alma no logra ni ver ni observar en el alma una sola verdad, cuando su aliento persiste en demasiada vil e irremediable imperfección y tan innata como la conmísera vida de Mariam. Si Roberto fue ese gran e inmenso amor como la costumbre en dar la persistencia, de creer en el alma y más en el comienzo de una verdad y tan fría como el ajuste de su vida como lo más indeleble de creer en el mal convenio de ese primer amor que realmente no fue sino un pasajero amor. Cuando en el embrague de la verdad se vio fríamente letal y como daga que penetra en el mismo corazón, se vio suicidando la vida, pero, no, no quiso eso sino que prosiguió con su vida y quiso eso que se llama amor en el corazón, como el fuego más clandestin, más eficaz y más deliberado en el propio corazón. Y Mariam se fue de la vida, pero, quiso saber cómo y por qué se ama por segunda vez y por segunda ocasión. Cuando Mariam amó por segunda vez creyó en haber sido marioneta o un fantasma en que sólo cayeron hojas en otoño, en un otoño gélido, pero, tan cálido como el mismo sol sintiendo el capricho exótico en creer que su esencia y presencia se debate en una sola atracción, pero, esa atracción eran hojas secas caer desde lo más alto del mismo cielo. Las hojas secas en otoño se dan por encomiendas de la vida zucumbiendo en un sólo percance cuando se siente como bajar del mismo cielo hacia el propio infierno, pero, Mariam sabe una cosa y es que su perfecto corazón se siente como un corazón latiendo fuerte. La vida de Mariam se tornó seca, intrínseca, inmóvil, inerte, pero, inherente al adiós en silencio que se da por amar a un hombre que realmente no la amó. Mariam en esa segunda ocasión se vio letal, fría y, mal inconsciente; se ha tornado devastada, destrozada y, en una corta, pero, larga desavenencia. Mariam se vio seca por dentro como una rosa marchita en que sólo el juego del amor juega un papel desafortunado en su corta vida, pero, tan extensa como la misma existencia. Mariam como hoja seca al viento se hizo mujer con el dolor a cuestas de su propio costado cuando se intensificó en segunda ocasión dar la oportunidad nuevamente en volver a amar. Mariam quiso ser como el sol, pero, solamente recordó en que ese primer amor sólo le dejó vicisitud, clandestino destino, fugaz encuentro y, una seriedad en su propia alma, pero, quedó mortífera y llena de espantos cuando en el afán de creer en que la verdad se aferra a la propia sinceridad sin ocultar la fría verdad que fue abandonada por el mismo amor. Mariam se aterra en ser fuerte, pero, sólo la debilidad como esas hojas marchitas que caen del cielo son como la floja verdad inocua, pero, tan certera. La vida de Mariam fue siempre un total desenfreno por querer amar y entregar su corazón porque realmente entristece como pierde el amor en el mismo corazón. Cuando en el frío altercado de ver el cielo con un sol, sólo lo halló de color gris tempestad. Cuando en el tiempo y más en el ocaso frío y de un frígido sol se convirtió en derredor como el dolor fuerte de entregar el alma para después dejar abandonada como las hojas en otoño en cada recelo de la vida misma. Cuando en el embate de creer en el trance perfecto de un delirio sollozando y soslayando en el mal tiempo. Y ese cruel destino y ese mal tiempo, en que caducó más en el delirio frío de ver al cielo de azul celeste, pero, solamente vio Mariam un cielo de tormenta y tan gélida como el mismo hielo. Cuando en el alma y más en la luz como una sola una verdad insistente. Porque en el alma quedó como un sólo frío devastador en el alma de Mariam, cuando sólo el desafío se reflejó como unos rayos de sol en el mismo cielo, sólo era un reflejo como un relámpago en el cielo. Cuando en el alma se aferró a un rayo de luz como mirar al mismo sol con ojos de un lucero. Mariam sólo quedó eléctrica como inmóvil y electrocutada, pero, con el amor en el corazón. La esencia de Mariam sólo quiso ser como la fragancia innata del calor en el cuerpo. La presencia de Mariam sólo quedó como un poder buscando un tiempo en que sólo las lágrimas zucumben en un desafío inherente, pero, muy trascendental como una verdad en que el amor sólo era dolor en el corazón de Mariam. Mariam trata en volver a amar y queda el corazón más solitario que antes cuando el segundo amor era lerdo, tonto y, muy estúpido, pero, demasiado muy bueno en el corazón. Mariam se vio enamorada a primera vista, pero, nunca imaginó que tendría que ser dos en la relación porque él realmente es muy tonto. Mariam corrió con la cuenta de ése segundo amor que Mariam doblegó su trabajo en ser como el ave con alas mojadas. Porque cuando ése amor quedó petrificado en el corazón se intensificó como el tormento en el cielo. Cuando en el embate se percibe como un posible mal amor y en el alma de Mariam se siente como el embate de dar una sola salvación por subsistir en el delirio delirante en éste segundo amor, pero, Mariam nunca supo como lidiar en buena lid con ese amor que le dio más trabajo del que tenía. Cuando en el insistente amor sólo el hombre que amó Mariam en segunda ocasión solamente se vio como un hombre muy bueno, pero, realmente no estuvo en los planes de Mariam amar a un hombre así, sino que Mariam ambicionaba un amor más fuerte. Cuando en el instinto de Mariam quedó petrificado en la espera de creer que su amor era demasiado vil. Cuando en el altercado de su frío corazón se siente como un vil desenfreno buscando alternar entre la verdad y la mentira que su amor quedó petrificado en una sola mala espera de esperar siempre por un amor que llene a su corazón. Y, Mariam solamente quedó atraída por su físico sin contemplar ni conocer la forma y el carácter de ése hombre, su segundo amor y quedó convencida que el amor no está para cualquiera ni para todos. El insistente corazón de Mariam quiso amar nuevamente y con razón porque perdió por ser abandonada por su primer amor dejando una estela en el alma y en el corazón de Mariam como un fuerte latido en querer volver a amar. La vida de Mariam se tornó insegura, pero, con una madurez eficaz y certera que ya había pasado y conocido al amor. Cuando en el alma de Mariam se enfrió como una verdad trascendental, fría y, mal inconsecuente cuando ocurre el deseo en volver a amar. Mariam se siente como un altercado frío al ser como esas hojas secas en un otoño cálido. Y, como un delirio delirante en creer que el fuego quema como la llama en el corazón y, así creyó Mariam en ese amor. La vida de Mariam sólo socavó en un mal desenfreno como un veneno en el alma esperando a que la fortuna de la luna brille para Mariam, pero, en el frío se siente como sin luz esperando a que se torne insegura el alma. La vida de Mariam es intransigente cuando dentro de su corazón deja caer esas hojas secas, marchitas y sin vida cayendo desde lo más alto hacia lo más profundo de un cielo volando a esas hojas doradas en un otoño cálido. Mariam se torna inestable, pero, muy eficaz como el solo desafío en creer en volver a amar sabiendo que es un total fracaso. Mariam se vio con el alma mortífera como el trance perfecto electrizando a la pura verdad de que su instinto se debate en una sola razón desierta. Mariam en su corta vida, pero, muy larga de existencia creó de que la vida es leal como en esos amores, por los cuales, ella se entregó vilmente y letal. Mariam sólo quiso amar a Esteban, su segundo amor y en su segunda ocasión, como un cálido desenlace frío y tan fatal como lo que fue dejar a ése amor bueno que le rompe el corazón en dos, por hacer de su trabajo uno doblemente en laborar por ella y por él, también, porque en realidad era muy tonto y no sabía hacer nada. Cuando Mariam entristece por quedar sola nuevamente se electrizó su forma de ver la vida con colores nocturnos como el azul añil de un cielo nocturno o de oscura tormenta en el cielo cuando se encrudece de tiempo y de espera solventando y en la espera de otro amor. Mariam quiso ser la fuerza, pero, quedó débilmente como esas hojas secas y marchitas del cielo como las hojas en otoño. Mariam con la forma de creer que el desafiante instante petrificó su corazón en un mágico desierto cuando en el embate de creer en el alma es una sola verdad que quedó sola y en soledad. Mariam en el combate de la vida insistió en dar un paso más y tratar de encontrar a ese puro amor y con mucha libertad en poder amar y ser amada, y no se dio jamás por vencida. Porque en el alma de Mariam se percibe como el delirio delirante de creer en el comienzo de una nueva relación en su corta vida, pero, larga existencia. Porque cuando Mariam insiste en ser como la sorpresa de su propia vida queriendo ser afortunada en el amor, pero, automatizó la gran espera de esperar por el verdadero amor en cuerda floja y al filo del corazón. Si Mariam quiso amar con recelos, pero, quedó corta en el amor esperando por el verdadero amor y queriendo abrir en deseos a su propio corazón. Cuando en el trance perfecto, pero, en el defecto del corazón se vio letal, fría, desértica y, con una camorra en marrar lo sucedido cuando al final de todo lo ocurrido se vio intransigente como la piel en total desnudo para poder amar y entregar cuerpo y alma, pero, Mariam recordó que se halla sola y en soledad. Cuando en el alma de Mariam se siente como un pasaje sin regreso, con boleto en mano y, el tren con vagones vacíos dejando las huellas de la vida en tiempo y espacio. Ese boleto es la vida de Mariam cuando lo adquiere solamente viviendo en un trance perfecto, pero, con el infortunio en el corazón. Cuando en el imperio de la vida de Mariam quedó todo como unas hojas secas y marchitas en el cielo donde caen como lluvia en un otoño cálido. Ese cálido otoño regresó una y otra vez cuando Mariam por tercera ocasión amar y poder ser amada cuando en el tiempo se debe a que el silencio es tan sabio como escuchar una palabra de amor. Si la pasión corre en ser como un fuego encendido de creer que el instante se siente como un reflejo de luz sobre el espacio inherente del corazón amando a plenitud. Y, como un amor descendiente, frío, tenue y, opaco como esa luz de madrugada donde se contempla solamente la luz de luna y Mariam sola y abandonada en su habitación siente la necesidad en poder ser amada, pero, el tiempo le juega un juego donde realmente la pieza no encaja como un rompecabezas. La vida de Mariam se torna imperceptible, irreal, pero, verdadera como el corazón quiere y desea amar. Si la pasión en el corazón de Mariam se torna de color escarlata y de rojo carmín cuando en el flavo color del atardecer se ve fríamente desolada, abandonada, malherida y, sin un amor cuando en el tiempo caduca como expiró el amor lleno de pasión en esos dos amores que tuvo Mariam. Cuando en el altercado se vio débilmente como una hoja caer rendida, seca, marchita y, desolada por el viento que la hace volar por los cielos. La vida de Mariam se ve de lóbrego color cuando en el delirio de amar quedó fuertemente adherida a esos dos amores contradictorios porque en su afán de creer en el combate de la pasión y de amar soslayó en una sola pregunta y fue en el trance perfecto que se preguntó que... ¿ cuál es tu verdadero amor ?, y Mariam quedó estupefacta, atónita y, lerda cuando en el trayecto se tornó desesperada, pero, trascendental. Y, Mariam miró a un torbellino de luz de luna en el afán de amar y en ser amada, pero, quedó en total soledad cuando quiso amar vehementemente. Y, la caricia de Mariam hacia su vida se tornó imperceptible, translúcida, transparente como un diamante tallado o pulido dejando ver al cielo como un color translúcido. Si Mariam a la verdad se vio en la piel muerta de espantos cuando por casualidad de la vida quedó adherida como un imán en su sentimiento por quedar abandonada de amor y de pasión queriendo amarrar al amor nuevamente en el recelo de su corazón. La presencia de Mariam conociendo a su tercer amor se vio ilusionada sin excepción alguna esperando a abrir de par en par nuevamente a su pobre corazón. La vida de Mariam se vio delirantemente enamorada. Y tan enamorada como un cupido flechando con amor a su pareja correspondida. Mariam en el embate de creer de quedar sola y en soledad decide buscar amor y lo halla sentado en la mesa redonda de un \"night club\". En ese \"night club\", Mariam decide aventurarse, pero, en la fortuna del verdadero amor y en que casi se siente como se enamora si quedó Mariam estupefacta.
Mariam en ese “night club” desea conocer a su tercer amor, ¿cómo será?, si en el embate de dar una señal en amar sólo quedó como final de un mal tropiezo cuando al principio sólo en amar Mariam, se vio como un perro sin amo, pero, siendo fiel al amor. Mariam quedó como hoja por caer del mismo cielo en que esos tres amores y en tres ocasiones amó como nunca, pero, cayó en una eterna redención automatizando la desesperación por hallar amor. Mariam se compara consecutiva y susceptiblemente con la debilidad de las hojas de otoño al caer del cielo queriendo ser una hoja seca y marchita. La vida de Mariam quedó fríamente en altercado entre dos cosas o más y estas eran dos vertientes que tiene un camino cuando ocurre el fatal final de un camino que recorre Mariam en su afán de creer que su esencia como presencia es indispensable, pero, para el amor es débil a su proceder. Mariam cree que su perfecta vida tiene amor cuando en su perfecto corazón cree en ser tan recto como el perfecto corazón sin deber razón alguna, pero, el hechizo se abrió como en brebaje envenenando a su propio corazón. La vida de Mariam debió de creer que en su débil corazón sólo sentía las hojas caer. La vida de Mariam se electrizó en la forma de creer en que la vida pasa desapercibida tomando un giro impetuoso, clandestino, sosegado y, por buen camino, amando como nunca a un tercer amor en una tercera ocasión. Mariam se siente como se siente una hoja caer del cielo automatizando la espera de esperar por ese amor en que el tiempo corre en ser como un delirio delirante. Y dar por terminada la búsqueda de ese amor, quedó como la fuga en hallar a ese puro, condescendiente amor y más en el corazón, y amando como nunca. Interponiendo a la razón en eterna locura, cuando en el desastre de dar una conmísera atracción en creer en ese tercer amor. Cuando Mariam hizo de la vida una cálida insistencia en hacer creer en el delirio delirante en dar una sola verdad electrizante. Cuando en el alma de Mariam se hizo como la misma luz en el alma cuando se abastece de una rica calma, cuando se siente como el fulgurante delirio y como el frío es que se halló Miriam entre el segundo y tercer amor. Y pernoctó en el “night club”, y vio a ése hombre en la mesa redonda con luces exóticas, cuando en el trance de la verdad se tornó desesperadamente inocua, pero, trascendental cuando conoce a ése hombre fuerte en mśuculos y, en el alma una luz descendente como un cometa de luz bajo la cálida mirada que Mariam le ofrece a ese hombre en el “night club” por irrumpir en el instante que se conocen. Mariam se sienta en la mesa con él conociendo aquello que se llama amor y quedó pretendidamente sorprendida en amar a ese tercer hombre en su corta vida, pero, larga existencia. La vida de Mariam fue siempre autónoma, independiente, madura y, siendo una mujer con posibilidad de hallar el amor. Cuando en el coraje de creer en el embate de dar una cálida señal se siente como lo imposible de ver el cielo caer, como hoja al viento o como hoja marchita. Las hojas que recoge Mariam en su hogar se debate en una sorpresiva manera de observar a que esas hojas son secas y que no tienen vida como ella consecutivamente se hace parecer a esas hojas de otoño. Las hojas en otoño entristece la vida y el frío en el alma como una sola verdad que la vida de Mariam se siente como un altercado frío e indeleble como poder edificar la esencia de Mariam. Cuando en el alma de Mariam se intensificó en creer en el alma como una luz incandescente cuando se une y no bifurca entre el amor de ese tercer hombre que conoce Mariam en el “night club”. La vida de Mariam se intensificó cuando quiso hallar al amor como la costumbre de creer en el amor a toda costa. Cuando realmente Mariam se vio enamorada, pero, con miedo y temor en volver a cometer el mismo yerro o quedar totalmente en una sola y amarga soledad. Porque la vida de Mariam es devastada, torturada y destruida por el amor que Mariam posee dentro de su propio corazón amando sin poder ser amada, corriendo la voz en murmullo y en su interior que grita a voz que está sola. Y, sin poder destruir el poco amor que le queda en su corazón, se entristeció la vida de Mariam. Cuando ella quiso hallar el amor en ese tercer amor, pero, quedó susceptible, débil, en sosiego constante cuando Mariam se da cuenta y observa que ese tercer amor es como los otros y como las hojas secas y marchitas que se siente como poder sentir el desenfreno. Cuando Mariam quiso dar a su corazón por amar buscando en la vida un solo amor, pero, en ese tercer amor solo quedó un mal recuerdo cuando realmente ese hombre no la amó. Ese hombre llamado Eduardo fue un hombre altanero, musculoso y muy soberbio. Y, Mariam con una madurez insolvente no permitió que su razón se tornara débilmente ante tanta fuerza. El hombre agresivo como un tormento o una tormenta en plena tempestad dentro de su propio corazón se debate en una sola razón desierta en que se cuece el alma en una penumbra o en una sombra desierta como poder sentir la fuerza en el mismo corazón. La instancia de Mariam en la vida de este hombre se dedicó en ser sumisa, desafortunada y débilmente como las hojas en otoño que caen del cielo dejando una alfombra de hojas en el mismo suelo donde cree Mariam que está su corazón. Y, Mariam destrozando a su corazón de tiempo, de soslayo y, de obsoleto percance cuando en su alma se vio mortífero y letal porque su instinto se aferra en creer que su corazón permanece al suelo donde esas hojas caen y dejan una estela de rastro y de una alfombra a sus propios pies. Cuando, realmente, quiso Mariam en abrir el deseo de ver el cielo como a esas hojas de otoño caer a sus pies, pero, en verdad que se dedicó en ser débilmente como en poder ser como la fortuna en un sólo infortunio dejando saber que las hojas secas caen desde lo más alto del cielo hacia a sus propios pies. Mariam sólo se electrizó su forma de entregar el coraje a amar, pero, quedó en soledades y tan inclusas como el poder dejar ver el cielo con hojas de otoño caer desde lo más alto, zucumbiendo en un sólo delirio forzoso en poder ver y observar que ese tercer amor y en esa tercera ocasión dejó de ver el sol en el cielo, dejando caer en el cielo a las hojas de otoño caer. Si Mariam se dedicó en ser como la era y como la fantasía en amar a ése agresor hombre y tan fuerte agresivamente que quiso salir de la vida volando lejos, pero, que aunque no puede volar sólo quiso abrir alas y volar lejos de allí mismo. La relación con éste tercer amor y en ésta tercera ocasión se vio forzada a creer en el alma jugando una fuerza entre dos y más contrincantes como lo fue ese amor a cuestas de la razón inocua, pero, trascendental. La vida de Mariam se vio realmente insípida, desafiando en otra dimensión a su propio camino forjando un fantasmagórico, pero, real mal comienzo en una relación donde la fuerza, la soberbia y, lo agresivo está por delante. Mariam en el afán de creer en la terminación de esa relación se intensificó como el final de un muy mal comienzo cuando se aterró a la insistencia, al masoquismo y, a la relación forzosa de un amor que realmente no tiene fin en la relación. Mariam se vio en la perfección del corazón amando en esa tercera relación que nunca debió de haber existido sin conocer profundamente a ese hombre. La vida de Mariam se vio alternadamente dañina y con un amor forzando la relación, ella cayó siendo masoquista de la relación cuando realmente Mariam desea gritar al mundo que no es feliz. La vida de Mariam se vio fríamente mal inconsciente cuando en el tiempo y más perdió en el afán de creer que ese amor era perdurable, amoroso y, pasional, pero, en el fondo quedó mal herido en el altercado de creer que ser masoquista es callar lo que el hombre, Eduardo le hacía vivir. El hombre llamado Eduardo quedó realmente adherido a la piel, al cuerpo y, al corazón de Mariam amándola, pero, a su manera, sin poder importar lo que sucediera. La vida de Mariam se debe a que el silencio es total en la vida de Mariam cuando en el principio de la relación se tornó exasperante, pero, con demasía fuerza, pero, Mariam siente amor, un amor que realmente fue fingido o fue de tal forma como lo que pudo amar ése hombre llamado Eduardo. Si en el afán de creer que su vida no cambia ni en la forma de creer que el instinto se aterra a la forma por amar de Eduardo empezando a amar forzosamente a Mariam y, Mariam sin merecer tal cosa. Mariam por petrificar a su corazón en el ademán frío de esa triste relación cuando en el afán de ver el sol sólo vio lluvia destrozando y mojando a sus propias alas sin tener un viento con qué volar cuando cayó como hoja marchita o seca desde el cielo al suelo. La esencia de la relación se debe a que el tiempo caducó como un delirio delirante con fiebres, con masoquismo y, con fuerte dolor. La vida de Mariam quedó como un mal tiempo cuando se perforó el amor en un instinto sosegado de creer en el embate de dar una solución al masoquismo pasional de esa fuerte relación. Si Mariam quiso como sus ojos de miel ver al sol en el atardecer, pero sólo vio lluvia destrozando a su camino. Ese camino quedó como buscando un desértico jardín, pero, sólo vio furia, soberbia y, un mal carácter cuando se entristece de amarga soledad cuando en el tiempo y más en el ocaso frío converge una sola solución de dar una sola mala insistencia de creer que en el masoquismo Mariam gana. La vida de Mariam se vio fríamente indeleble como poder ser en verdad la esencia, la frialdad y, el instinto sosegado cuando pierde el amor en su corazón. La mujer llamada fuerza, madurez, cordura se fue de la existencia dejando corta a la vida y dejando larga la existencia la mujer de ojos de color miel se debe a que se intensificó creer ver el sol en sus ojos, pero, quedó mal herido el amor de Eduardo hacia Mariam. La vida de Mariam se vio electrizante y subrayada de un espanto y de un miedo mortífero cuando ése hombre llamado Eduardo con fuerte amor se abalanzó sobre ella, y para Mariam no fue de su agrado y Mariam dejando inerte a la relación olvidando a ése tercer amor. Mariam quiso ser como el ave con alas volar y volar lejos. Si Mariam quiso recoger hojas en otoño como la vez de su primer amor que la dejó exorbitante, sóla y abandonada como esas hojas secas y marchitas que caen del cielo. La vida de Mariam se electrizó en combate queriendo ver el cielo de un sol resplandeciente como sus ojos de miel, pero, solo vio lluvia en frenesí dejando caer las hojas de otoño como poder haber sentido que las hojas son Mariam misma. La vida de Mariam solo se vio letal y atrayente a la espera de esperar por el verdadero amor dejando atrás a esa tercera relación que no le dio realmente amor. Porque la relación se fue a la deriva como las relaciones pasadas cuando Mariam dio amor, pero, realmente no recibio amor. La vida de Mariam caducó como el frío tiempo cuando exploró y quiso amar a otros amores, pero, realmente quedó en la amarga soledad. Y, las hojas en otoño cayeron como aves con alas mojadas y sin poder tratar de volar cuando en el intercambio de soledad por amor quedó sintiendo un amor fingido. Y esos amores fingidos solo la llevaron al masoquismo , a la soberbia, a lo insípido y, a un lerdo amor que quedó frío como el hielo o como el invierno seco. Cuando quiso conectar su propio corazón de amores buenos, pero, sólo halló desesperaciones cuando no logró nunca obtener el amor en su corazón amando como nunca. La presencia de esos amores en la vida de Mariam se ha fortificado como una terrible tempestad faltando el amor en el corazón y amando sin compasión alguna cuando ocurre el frío desatar en el corazón. La insistencia de Mariam por encontrar y hallar el amor verdadero se vio intransigente, inconsecuente y, con un desespero en hallar el amor. La fría verdad se vio fortificada de espanto cuando el amor llega por cuarta vez y cuarta ocasión sin mirar errores pasados. Raúl llegó apresuradamente a dar señal de un buen amor, pero, en verdad que quedó fríamente Mariam como un hielo frío cuando nota de que éste hombre le ofrece su amor a pesar de los grandes errores en su corta vida, pero, larga existencia, cuando Mariam confiesa toda su vida. Cuando en el delirio delirante de creer en el alma quedó como una órbita lunar atrapando el delirio majestuoso de ver el cielo de azul celeste. Porque cuando en el desafío se siente como el ocaso de un buen atardecer y de entrever a que la razón se convierte en una pérdida de locura y con una cordura casi real, cuando en el embate se siente como el pasaje de idas y sin regreso, como el boleto de vida sin poder volver a la vida misma o en un tren con vagones vacíos. Cuando en el altercado frío se siente como el desafío inerte e inherente de creer en el embate de creer en el transeúnte pernoctando en el delirio de un sólo desastre en que el comienzo no finaliza como el mismo tiempo. Raúl, quedó como un principio desafiante en poder amar lo que conlleva una dulce y eficiente manera en dar con la fría verdad, de que el universo o el firmamento sabe de su insistencia en hallar y encontrar al amor. Cuando Mariam en su afán de vanagloria a su desesperado e inerte corazón quedó como un desafiante cometa lleno de luz, cuando en el trance de la vida se vio friolera y muerta de un espanto nocturno cuando llegó a la amarga soledad a su corta vida, pero, larga existencia, cuando a Raúl, lo descarta de una nueva relación. Raúl queriendo amar a Mariam solo quedó con la amarga de porqué Mariam lo descarta de tener una relación con Raúl. Mariam no quiso herir más a su corazón y se pregunta que… ¿Él será el verdadero amor de mi vida?, cuando en el afán de Mariam se vio en la encrucijada de contestar esa pregunta en el mismo instante que Mariam descarta su amor. La vida de Mariam quedó mortiferamente en soledad sin poder hallar el amor verdadero cuando ocurre el desafío de entregar vida, corazón, alma y, luz, pero, quedó abatida en plena oscuridad cuando realmente Mariam quiso amar y ser amada, pero, la corta vida y la larga existencia no le permitió sentir que fuera verdaderamente amada por un hombre. El primer hombre de su vida, un hombre lerdo, tonto e imbécil quedó como sombras de un amor que no fue nada cuando en el imperio de sus ojos de miel quiso Mariam amar y ser amada. Y, esperó por la segunda ocasión y la segunda vez, pero, no le resultó en solución por encontrar el verdadero amor. Mariam en la tercera ocasión que amó se vio adolorida, impaciente y, con un hábil vil desenfreno en querer soltar sin sostener a ese tercer amor. Cuando en el delirio delirante de buscar amor halló solamente un amor sosegado, insípido y, por supuesto que Mariam lo descarta queriendo hallar al verdadero amor. Y, en Raúl no halló ese flechazo que el amor ofrece para amar sino que lo toma como un amigo que le confiesa toda su vida desde que amó hasta que fue abandonada por el amor. Mariam quiso ver al cielo de sol, pero, lo que logró ver fue un cielo lleno en otoño con hojas secas y marchitas de color dorado dejando caer la vida haciendo una propia alfombra de hojas secas a sus pies. Y, queriendo abrir nuevamente su corazón quedó cerrado por temor a ser mal herida nuevamente por el amor. Mariam buscó solucionar que el amor es como el calor al frío llega y se va, comienza como termina y sin infinito cielo inalcanzable cuando en el cielo se supone que sea el límite. Mariam se siente como un terrible desenlace cuando ocurre el desenfreno a amar como un altercado friolero y devastador como la esencia de ver en el cielo hojas caer. La vida de Mariam se vio intransigente, incolora, con un infortunio desesperante cuando en el afán de ver el cielo con hojas caer se enreda con sus propios ojos de miel cuando se interpone el fracaso de los primeros amores de Mariam en su propio camino. La vida de Mariam quedó petrificada y en la amarga soledad con un sufrir exasperante con un aciago y funesto amor. Mariam solo quiso ver al cielo con luz, pero, estos amores la llevan a la cúspide dejando caer a su propio corazón como esas hojas en otoño que caen desde el cielo acompañando a su corazón con estas hojas sin derribar el latido de su propio corazón, pero, buscando el amor solo halló amarga soledad, sufrimiento, insípido amor y, desesperado corazón. La vida de Mariam quedó abatida en rencor, con un odio profundo y, con una pena en una sola condena. Mariam se vio letal y profundamente herida, pero, no logró nunca hallar al verdadero amor en su corazón. Mariam viajó por el mundo y conoció mucha gente,pero, realmente nada pasó hasta que conoció realmente la vida. La vida fue perdidamente un desastre en la esencia y presencia en Mariam dejando abrir de par en par a su propio corazón y observó que deseó amar después de dos lustros de su última relación queriendo demostrar que sí, Mariam puede amar. Mariam se vio en el trance de lo perfecto, intransigente, abatida y, con demasiada vil irremediable de un amor que no fue lo suficiente para ella. Y, Mariam se vio letal, petrificada, de un espanto seguro, certero y, suficiente de creer en que se siente como el desenfreno a amar, otra vez. Cuando quiso a Mariam amar eficazmente zucumbiendo en un delirio casi translúcido automatizando la espera en la osadía de creer que el amor es para siempre. Porque cuando en el instante que se da el eficaz amor entre Mariam y Alberto se ve fríamente indeleble como un tatuaje adherido a la piel. Alberto delirantemente amoroso se ve perdidamente enamorado de Mariam cuando en el afán se conecta su corazón con el corazón de Alberto. Alberto es un hombre leal, fiel y, verdaderamente honesto en el delirio de amar sin dolor cuando en su afán de creer que la insistencia de amar quedó delirantemente pasional con una fuerza extrasensorial en el altercado frío que se siente como calor en la piel. Mariam se enamora de Alberto en esta quinta vez y quinta ocasión dejando saber que el corazón ama realmente como entrelazar y enredar a dos corazones por amor y para amar. La vida de Mariam se torna segura de amor, de pasión y de vehemencia cuando se ama verdaderamente con el corazón en la mano y, más aún, con la insistencia de querer entregar el corazón una vez más. Mariam y Alberto unen sus vidas por amor y realmente fue un amor como ningún otro, pero, socavo en la rutina, en la desesperación y, en la vida cotidiana y quedó roto el corazón y la relación de los dos cuando aman realmente. Alberto y Mariam bifurcan su relación en una separación después de dos décadas de relación. Mariam en realidad se sintió nuevamente fracasada con el amor a cuestas de la razón perdida cuando el tiempo ocurre sin fallar en la relación entre Alberto y Mariam. La relación de ambos se sintió imperceptible y deseosa, pero, todo quedó en total fracaso como todas las relaciones anteriores de Mariam. Mariam en su afán intelectiva le ocurre ya en su entrada vejez en quedar sola y en la amarga soledad sin hombre alguno quedando a la deriva sin un amor verdadero. La esencia de Mariam quedó destrozada, abatida y, mal herida cuando en su afán en querer encontrar el verdadero amor quedó totalmente destruída. Mariam en la senectud decide adoptar un cachorro de raza chiguagua y quedó realmente enamorada de ese perro y como amo fiel quiso entregar parte de la vida a ese cachorro. Mariam en su afán de conseguir amor quedó en plena soledad esperando a un amor, pero, realmente queda en hiel soledad como buscar por siempre en la vida a un verdadero amor y solamente logró encontrar fidelidad en un perro. Mariam quiso ser el amo perfecto para el perro zucumbiendo en un amor filial, pero, de amo a perro. Mariam quedó sola y en soledad deseando ver al cielo de sol, pero, solamente vio las hojas caer como su vida siempre cayó en el fracaso como hojas secas y marchitas. Y, Mariam esperó por hallar el amor, pero no, no lo encuentra jamás y el amor no significa que sea para todos. Mariam recorre su mundo pasado como viajera en el tiempo con boleto en mano de una vida corta, pero, larga en existencia. Mariam cree que la vida es como un tren, pero, los vagones están vacíos de amor y de pasión dejando inmóvil al corazón de inerte inherente malas sensaciones cuando en su delirio se electrizó su forma de ver el cielo frío y con hojas caídas del cielo por hojas secas y marchitas de un cielo donde Mariam se compara con el cielo. Mariam, la muchacha de ojos de miel, de vida corta y larga existencia quedó en soledad y así el recuerdo de lo vivido siempre le recordó que la vida y el corazón son como hojas en otoño dejando la vida seca y marchita.
FIN