En un rincón del tiempo, donde el viento reposa, nace el susurro de la eternidad, brillante aurora. Allí, mi alma errante, en alas de la prosa, encuentra un refugio en la luz que atesora.
El fulgor del sol acaricia la sombra de la luna, y confabulan juntos, en sublime dueto. Sus destellos se funden, formando una única tuna, que ilumina el camino de mi corazón inquieto.
Entre las estrellas, mis versos se despliegan, tejiendo constelaciones de palabras infinitas. El eco de mi pluma, en el cosmos sobrevuela, revelando secretos de galaxias escondidas.
En la quietud del ocaso, las olas del océano, susurran melodías que me invitan al ensueño. La brisa marina, en su suave abrazo, me arropa, y me sumerge en los brazos del amor risueño.
El verde manto que cubre la tierra se rinde, ante el arcoíris que besa el horizonte lejano. La lluvia se funde con las lágrimas que ruedan, en el rostro de la musa que inspira mi mano.
Mi corazón se desborda en ríos de sentimientos, que alimentan los versos de esta obra inmortal. El susurro de la eternidad, en cada latido, resuena, y mi alma se encuentra en su hogar celestial.