Alberto Diago

MI ENFERMERA Y MUSA

Sus ojos tiernos, casi negros,

inspiran un alto vuelo;

y su sonrisa inesperada,

es cual noche soñada.

Ella... acaricia sin tocar,

ella... consuela sin besar.

Ella es alba o atardecer,

¡es fulgor de amanecer!

 

Ella... llegó como luz divina;

te abrazó, sin ser tu amiga;

te dio fuerzas para continuar,

te dio el impulso para llegar.

¡Ojos tiernos!... ¡Casi negros!

¡Qué bella fue mi enfermera!

Ella hizo alejar el invierno.

¡Ella lo cambió por primavera!

 

xE.C.