Cuando muera yo y mi locura
y mis ojos ya no vean la luz
¡Tómame! y se mi cruz
y tus brazos sean mi sepultura.
Con tus lágrimas haz el ungimiento
de mi cuerpo; y me besen tus labios con delirio
y tus besos sean cuatro cirios
y en tu boca quede mi testamento.
Cuando quede fría, como el hierro
¡Que tu amor sea mi entierro
y tu nostalgia mi funeral!
¡Que tus manos sean mi sepulcral,
que tu llanto sea mi velorio,
y tus ojos sean para mi alma el purgatorio!