Encontré un tomate
todo calentito.
Estaba tirado sobre la vereda
tomando solcito.
\"Seguro ha caído
del bolso de compras
de algún distraído\"
(me dije bajito).
Me agaché a tomarlo
y me vió un vecino.
Fue tal la vergüenza
que me puse roja,
de un rojo escarlata.
Pero no me importa,
ahora la sopa
de rancho de pollo
será acompañada
por rica ensalada.
Entré a mi morada
y en colmo de suerte
veo al presidente
hablando en la tele:
\"si es usted docente,
es afortunada!
Sólo le preocupa
no pagar ganancias\".
Me quedé pasmada!
Me dió tal vergüenza
por ser tan ingrata
qué tomé la fruta,
y corté rodajas
para mis vecinas
que son jubiladas...
Moraleja: siempre hay quienes
están peor que uno.