Corpus Delicti
¿Por qué culpar mis manos
si su cuerpo es un delito,
un crimen, un atentado,
una difamación?
Sus senos son dos bombas de tiempo
y de erotismo.
Con ella quiero cárcel, prisión domiciliaria,
subirme, así, a su estrado,
caer con todo el peso de
la ley sobre su espalda
en doble exposición.
Por ella acepto embargos,
celebro la hipoteca, impugno a mis testigos.
A amigos y enemigos pondré bajo custodia,
derrocaré al gobierno,
demandaré al estado
por daños y perjuicios a su constitución.
En la cárcel de su abrazo,
tras las rejas de sus brazos,
lo juro por mi vida, que
en la corte o en el corte de tu pelo busco
condenación. Pues soy
un caso pendiente del pendiente
que cuelga de su pezón izquierdo,
el abogado del diablo que esconde entre sus piernas,
un juez que se condena a la cadena perpetua
de pendurar en su cuello,
testigo y acusado de un juicio de valores en quiebra…
su pelo es un pecado, su boca una infracción.
¿Por qué culpar mis manos?
Su cuerpo es un delito,
un crimen, un atentado,
una difamación