EHUR OHR

He renunciado...

Después de haber recorrido tanto…

sorteado los desagravios del camino,

remediando penas e incertidumbres,

con mucha nostalgia arrastrando el equipaje,

asumiendo fracasos…

y atesorando victorias…

con sus sanos instantes de euforia,

lidiando con espejismos fortuitos…e inciertos,

batallando con un millón de dilemas…

que arremetieron durante tantos años…sin dar tregua.

 

Después de tan largo viaje,

de frustraciones e indecisiones,

peleándole a la desidia de lo cotidiano,

buscándole una sonrisa a la rutina,

inventándome un amor mágico…

de sentimientos románticos,

llenando mis noches de melancolía y fantasía,

escribiéndole poesía a esa utopía,

concibiéndola con alas de ángel…y con tez de porcelana,

con un manantial de besos dulces como el almíbar,

y unas formas de diosa…

de exuberante tentación…de desbordada pasión,

pecaminosa y rebelde…

impulsiva y ardiente,

preservada de la envidia,

con una hermosura refinada…y sublime.

 

Era linda…así soñada,

tan atractiva como precipitada,

tan audaz como sensible,

de una mirada atroz…pero de ojos adormilados …que cautivan,

de voz celestial…como trinar de gorriones en desbandada.

Susceptible a la caricia del viento en septiembre…

y a las gotas de los chaparrones de abril,

con el color del verano en la piel…

y el alma salpicada de invierno.

 

Yo la construí en mi mente…insistentemente…a diario,

la aluciné en cada poema de amor que deliraba.

 

Estuve convencido que así sería…y que algún día llegaría.

 

La espere pacientemente…mil años…por cien vidas…

y nunca pude darle la bienvenida.

 

No llegó...

 

Yo, el errante peregrino…

el extraño gitano…de triste mirada,

de sueños arrancados,

el solitario nómada de ancestral herencia…

que vino de tan lejos a esconder su destino en las montañas,

donde solo es amigo del bosque y sus entrañas.

Yo el ermitaño trovador…que le canta a esa princesa imaginaria…

ha desistido de su última ilusión…

ha renunciado a su bien amada.