Es lo que menos, un céntimo.
Las de dos, en tandem horadado, cruzan de acera.
Una de cinco calló al verme entrar. Oxidada, criticaba la lluvia.
Racimos de gotas ocre de diez céntimos.
Hasta unos veinte céntimos de veces sonó la alarma.
Medio y mitad, cincuenta, dos es uno.
La identidad, un euro.
Las de dos, abiertas de par en par.
Ruedan, titilan, resuenan, pululan.
Cara o cruz.
Los billetes de cinco no son falsos por baratos.
Es rojo claro chillón, la nariz respingona, de diez.
Veinte es azul, así sin más, como el cielo y el mar.
A cuerpo de rey, de corona dorada, cincuenta.
Cien respuestas verdes sin preguntas al parchís.
Doscientos girasoles.
Es morado di cardenale, cinquecento.
Con papel de algodón se hace dinero
Despliega su poder cual caballero
de mano en mano, patata caliente,
libra de deudas a toda la gente