Si en mi vega pastorearas
tus ovejas, ¡Oh, amor!
En vez de pasto, con flor
de mi sueño alimentaras.
Pastor de sueños sería
en tu rebaño, pastora,
para observar en la aurora
el primor de tu alegría
cual sublime sinfonía.
Si tú, mujer, desearas,
si tú, mujer, recrearas
en mí, tu suave fragancia
gritaría con jactancia
si en mi vega pastorearas.
De ti sería tu gañán
si tu merced lo permite,
si crees que yo amerite
ser de tu servicio afán.
Mis sueños galoparán
en prados de cundeamor
para sentir el clamor
del pajarillo doliente.
Ya despiertan el ambiente
tus ovejas, ¡Oh, amor!
Hay resplandor en la luna
y la lluvia ha bendecido
al río que se ha crecido
sin arrogancia ninguna.
Su agua ¡Tan oportuna!
Torna al valle su verdor
y al paisaje su esplendor
si la pastora quisiera
que su rebaño comiera
en vez de pasto, con flor.
Ciertamente estoy cansado
de ser un pastor de sueños.
De mi mente los risueños
pensamientos se han marchado,
porque de mí se han cansado.
Sé que tú los hallarás
y con ellos hablarás
de lo que pudo haber sido.
¡Ojalá que tu sentido
de mi sueño alimentaras!