Cautivante noche aquella, con la ilusión de tu perdida mirada, tus labios perfectos, tu fragante cabello, tu rostro, ¡oh!, toda tu, solo tú, perfecta…
Deseando deciros, algo profundo, si, quería expresaros algo, pero no salía, mis labios petrificados estaban, me ahogaba, me ahogaba como en un profundo lago, un gran charco de absoluta represión…
Ahí tú, ¿esperando tal vez?, allí, con tu alegre presencia, ¡ah!, tu aroma, tu dulce aroma, desearía de mi alma hacerte parte, que mis manos te protegieran, ¡oh!, toda tu, tu natural existencia, solo tu…
¿Debería callar?... debería… ¿mis palabras censurar?, tal vez sería apropiado, pero… si calláis mis palabras, si mis letras, si mis versos matáis, sangrara mi corazón, mi alma llorara, mi expresión única por siempre el dolor, sentiré como si a la perdición me atarais, como si en mi pecho una estaca atravesarais…
Tu recuerdo es como amoniaco, si amoniaco, letal, dulce veneno que me torna de total locura, me vuelve todo un maniaco, me convierte en… en un tétrico ser, hundido en llanto, lamentos y miseria, miserable miseria, tortuosa tristeza… Tu recuerdo es dolor, dulce dolor, le escribo a dicho dolor, es mi horrible habito, mi fiel compañía, mi cruel adicción…
¡Ah!...cuanto deseo olvidar, aquella noche, cual se tornara de color muerte, de agonizante euforia, ¡fastidia!… no, ¡no me habléis!, solo callad, callad, escuchad con calma, el suspirar del viento, como cae el agua, solo, escuchad, por favor, callad…
No me habléis de ella, de nada servirá… ¿Por qué no hablo?... una pregunta ociosa, más que nada indiscreta… ¡decidle!, que le ame, ¡decidle!, cuanto le escribí, de nada valdrá, pues ya tiene a quien querer, ese no soy yo…solo…dejadme solo, quiero olvidar, olvidar, si, solo olvidar.
MordeX