Ya mi hoja blanca está cansada de los garabatos de mi cerebro.
Ya no quiere recibir los escupitajos delirantes de mi mente enferma.
Un soliloquio ya no basta y ahora que no borro ni corrijo aquello que brota de mí,
la hoja en blanco me delata.
Quisiera hacer poesía en mi hoja en blanco,
pero trastabillo y me envilezco con tonteras del alma
y mi hoja en blanco que es también mi terapeuta
me indica direcciones diversas…
Entonces presumo de mis letras
y levanto la cabeza para oponerme a los poderosos
y solidarizar con los menesterosos,
pero sé que eso no basta y quisiera que mi hoja en blanco me guiara…